Nueva Granada, Magdalena

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Gentilicio
granadero, granadera, granaderos o granadino, granadina, granadinos
Extensión
843 km2
Altura
20 msnm
Temperatura
30 °C
Población
16.006 habitantes
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Raúl Ospino Rangel. - 25 de Febrero de 2014 a las 01:34 AM

EL HOMBRE QUE SE VOLVIÓ TIGRE
EN NUEVA GRANADA MAGDALENA.

AUTOR: RAÚL OSPINO RANGEL.


PROSPERO FARAON ACUÑA VILLALOBOS, nació en Nueva Granada Magdalena, en los primeros años del siglo XX. Vivía de la agricultura, pero desde joven se entusiasmó por las ciencias ocultas, aprovechando la clarividencia que tuvo desde temprana edad y aprovechando la variedad abundante de plantas medicinales en la región. Hecho hombre viajó a la Guajira, allí enredado con indígenas acentuó sus conocimientos de botánico, curandero, yervatero, rezandero, culebrero y brujería. También aprendió con los indios Chimilas residenciados en el Departamento del Magdalena, la magia de transformarse en animales, de desmontar un potreo de cien hectáreas en una hora y de transportarse de un pueblo a otro volando como los pájaros. Fue hombre mujeriego, engendró 42 hijos con distintas mujeres, las cuales conseguía con el secreto del pájaro macuá. Murió en Nueva Granada en 1994, de muerte natural.
Al regresar de la Guajira, fue cuando su nombre empezó a sonar en la región, como un médico de importancia que lo curaba todo, y que sus conocimientos ocultos solo los utilizaba para hacer el bien. Tenía libros medicinales, además contaba con una bola de cristal con la cual veía todo los órganos internos de las personas, bola de cristal que detectaba las enfermedades y hechicerías. Tenía el don de la sanación, haciendo labor de médico del cuerpo y del alma, basándose en saberes ancestrales, utilizando gran variedad de métodos, como oraciones, cera bendita, imposición de manos, hierbas medicinales, libros sagrados y su famosa bola de cristal. Además de curar con secretos, también era alquimista, transformaba mediante la oración y el ayuno, metales en oro, fabricaba monedas y billetes.
La vida de Prospero Acuña Villalobos, transcurría normal, con muchos éxitos médicos, con mucha fama en la región, hasta que ocurrió un incidente en el caserío de Las Mulas, jurisdicción de Plato Magdalena, hoy pertenece al municipio de San Ángel, incidente que transformó su vida por completo. Había en Las Mulas, un brujo apodado “El Amiguito”, compañero de trabajo de Prospero Acuña. “El Amiguito” para la época era el curandero del joven Eugenio Baena, residente en el mismo caserío, encontrándose muy enfermo de un mal desconocido. Sucede que Eugenio Baena, se le salió de las manos a su médico de cabecera, y a los pocos días murió. Cuando Prospero Acuña, llega al caserío de Las Mulas, encuentra el velorio y al joven Baena, metido en el cajón. Entró Prospero Acuña, a la sala de velación, al observar la cara inocente del muchacho, le jaló los cabellos, preguntando de inmediato: ¿Quién es el curandero de este muchacho? Enseguida “El Amiguito” se levantó del asiento, respondiéndole: Yo. Prospero Acuña Villalobos, lo deslució manifestándole: Este muchacho tiene vida, no está muerto, lo que está es privao. Entonces llamó a los padres de Eugenio Baena, y les dijo: Yo le doy vida al joven, siempre y cuando me permitan mocharle la mano. Los padres de Eugenio, estuvieron de acuerdo. Con solo mocharle la mano, al cabo de dos horas el muchacho empezó a respirar, siendo resucitado por la clarividencia del curandero más famoso de la región. Este percance provocó la ira y la enemistad de “El Amiguito” contra su compañero de trabajo. De aquí en adelante buscó todas las formas de desquitarse, porque lo había hecho quedar mal ante su comunidad.
Las curaciones de Prospero Acuña, crecían, su bola de cristal y sus secretos no fallaban, reinaba como el mejor médico de la región, sus libros eran envidiados por los demás curanderos, su vida estaba llena de triunfos. Por arte de magia desaparecía tumores a las personas, hacía caminar a los inválidos, devolvía el marido a la mujer abandonada. En cierta ocasión un señor de nombre Mariano, proveniente del caserío de Caraballo, municipio de Pivijay, lo buscó llorando por que el brujo Joaco Bonet Camacho, le había quitado su adorada mujercita, este suceso dio origen a la canción inspirada por Luis Enrique Martínez:
Una mañana estando yo en casa de Alicia
llegó Mariano contándome este relato
ay que Célmira su adorada mujercita
con un secreto se la había robado Joaco
pero el ha jurado que se desquita
que esa se la paga Bonet Camacho.
Yo creo que Mariano tiene mucha razón
porque Célmira ha jurado que lo quiere
en la cabeza le aplicaron la oración
que Joaco tiene para robarse a las mujeres
un hombre que la riqueza que tiene
no pasa de un burro viejo orejón.
Prospero Acuña, con sus juegos de mano divertía y recreaba a la gente. Ponía a correr a los muchachos del pueblo, introduciendo monedas en su sombrero, les decía que si alguno de ellos lograba agarrar al sombrero, se ganaba las monedas; de inmediato lanzaba el sombrero por el aire, salían los pelaos detrás del sombrero, cuando ya le iban dando alcance, el sombrero se elevaba más y regresaba a las manos de Prospero, nunca lo alcanzaban, mas sin embargo él regalaba las monedas a los entusiasmados muchachos. También fabricaba ungüentos, jarabes botánicos. Se escondía detrás de una escoba sin que nadie lo viera, se hacía invisible, amarraba un novillo en un machete, bromeaba a los amigos pegándolos en los taburetes.
“El Amiguito” esperó que Prospero Acuña, regresara de nuevo a Las Mulas, estando allí lo invitó a tomar licor en casa de su comadre de sacramento, mujer que se prestó para que “El Amiguito” lo embrujara con un brebaje malicioso que contenía huevo de tigre. La casa de su comadre fue la perdición de Prospero Acuña, porque entre trago y trago le dieron a beber chicha en una totuma de orinar que usaban las mujeres de antes, en la cual iba ocultó el brebaje malicioso de huevo de tigre. Ahí fue cuando Prospero Acuña, perdió el juicio, perdió el rumbo de la vida, ahí fue cuando se volvió tigre. Se volvió tigre no con pintas, sino con arrugas y ruyendo como el salvaje animal.
Prospero Acuña Villalobos, en su condición de tigre duró un año, la mayor parte en las montañas de Las Mulas, San Ángel y Nueva Granada, región centro del Departamento del Magdalena. La zona de Nueva Granada, antigua región Chimila, a comienzos del siglo XX, era una montaña espesa impenetrable, de territorio baldío, que fue colonizada poco a poco por campesinos oriundos de la ribera del Río Magdalena, que ocuparon el nuevo territorio por los siguientes motivos: Unos campesinos, llegaron huyendo de las inundaciones del Río; otros llegaron, en busca del bálsamo de tolú, llamado en la época “oro vegetal” porque de su tallo extraían un liquido de mucha comercialización; otros llegaron, cazando tigres, cuya piel apetecían los curtidores de cuero; otros llegaron, para cultivar tabaco, maíz, yuca; otros llegaron, para desarrollar la ganadería; otros llegaron, para la explotación maderable; otros llegaron del continente europeo huyendo de la segunda guerra mundial y otros llegaron huyendo de la "La Batalla de Chibolo", ocurrida durante la Guerra de los Mil Días.
Esa era la región donde el hombre tigre asustaba a la gente, maltrataba los puercos, que chillaban cuando los agarraba; deambulaba de día y de noche, resistía frio, calor, invierno y verano sin inmutarse. Se alimentaba de animales de monte y frutas silvestres, menos de seres humanos. En esa época que Prospero Acuña se volvió tigre, había en el pueblo un famoso acordeonero denominado "El León de Granada", por su valentía con el toque de acordeón y por qué le gustaban las piquerias musicales; andaba metido el juglar vallenato Pacho Rada, por las montañas granadinas, razón por la cual lo apodaron "El Tigre de la Montaña", así lo expresó Abel Antonio Villa en una canción:
Estos borradores, son pá Pacho Rada
que tiene mucho tiempo, que no sale
mejor que esté metido, en la montaña
y no salga a pasar pena, en las ciudades.
Fue en esa época que Fernando Liñán Aroca, fundador de la población en 1885, salió como de costumbre a buscar un conejo para "El salao" de su casa, cuando de pronto observa un tigre detrás de un frondoso arbusto de bálsamo de tolú, al cual apuntó con su escopeta. Felipe Ospino, el hombre que construyó la primera vivienda en el recién fundado incipiente caserío, que se encontraba por allí buscando una puerca que se le había extraviado, le gritó desde lejos: "Fernando no lo mates, que ese es mi compadre Prospero Acuña, el hombre que se volvió tigre".
La familia del hombre que se volvió tigre, se preocupó por su estado, fue así como buscaron al indio “Maquillón” de la tribu Chimila, un indio adivino, hechicero, profeta; quien con su consumo de hierbas y hongos de propiedades alucinógenas, era quien defendía a la tribu Chimila del centro del Magdalena, de los espíritus malignos. No fueron suficientes los poderes sobrenaturales de "Maquillón" para sacarle el mal, que tuvo que recurrir a los propios libros de Prospero Acuña, para contrarrestar el engendro diabólicos que poseía su cuerpo. "Maquillón" durante los tres meses que estuvo combatiendo con el espíritu maligno, se puso flaco como una calilla de tabaco, hasta que una noche oscura y sin luceros, logró arrancarlo de su alma. Esa noche Prospero Acuña, vomitó negro el brebaje de huevo de tigre que le había dado su comadre de sacramento en una totuma de orinar; esa noche Prospero Acuña, descansó de su mal y volvió a vivir en paz.
Al recuperarse siguió su vida de botánico, espiritista y demás artes de las ciencias ocultas, siguió sanando a los enfermos de la región, de Colombia y del extranjero, que lo buscaban por su reconocida fama. Pero Prospero Acuña, tenía entre ceja y ceja al hombre que lo volvió tigre, al hombre que le transformó su vida, esperando el momento oportuno para el desquite. Ese momento ocurrió tiempo después, en un encuentro que tuvieron en la población de San Ángel Magdalena, allí como en la otra ocasión, departieron tragos de licor, brindaron como amigos, luego de la parranda cada uno se fue para su lado. En esta ocasión a Prospero Acuña, no le pasó nada, pero si al “Amiguito” . Estando en su casa le sobrevino un fuerte dolor que le reventó la barriga por el lado izquierdo, circunstancia que le produjo la muerte. El truco de Prospero Acuña, acabó con la vida del hombre que lo volvió tigre.

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Granada - 5 de Agosto de 2011 a las 07:11 AM

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